Equitación para niños
Entre un niño y un caballo se genera una relación de compañía y cariño tan fuerte y especial, propios del carácter de ambos, que puede durar toda la vida y desarrollar en ambos potentes beneficios.
El caballo es un animal noble y sensible, que percibe lo que muchos humanos pasamos por alto. Cuando los más pequeños tienen un contacto cercano con los equinos se dan experiencias maravillosas, pues, éste pasa a convertirse en un compañero muy protector.
Por un lado, los niños no poseen las expectativas que los adultos, se muestran menos tensos y, por el otro, no representan para este herbívoro el peligro de un depredador.
Es posible afirmar, en otras palabras, que la energía que transmite un niño a un caballo es más pura.
Son enormes los beneficios que puede generar este vínculo, el primordial, sin dudas, es generar y afianzar la autoestima, ya que el mero hecho de poder manejar un animal de 400 o 500 kilos aporta gran seguridad.
Además, los caballos aportan tranquilidad, apaciguan el carácter, desarrollan la capacidad de espera, enseñan a adquirir la responsabilidad de preocuparse y velar por otro ser vivo.
Esta especial relación, puede perdurar durante años, porque el caballo tiene la capacidad de recordar a una persona, gracias a su olfato que le permite incluir al niño como uno más de la manada.
Dr. Gerardo Fasolino